jueves, 11 de febrero de 2010

Aroma a lluvia

Gritan los cielos vastos,
Donde gigantes grises destellan y encrespan,
Los vientos sacuden a este verdor indomable
Que va perdiéndose en su infinito…
¡Y gritan y soplan!
Anunciando la llegada de la vida
Y esta tierra que la suplica y la invoca;
Lanzando conjuras para sentirla
¡Sed agobiante, mortuoria!

¿Ya lo olvidaste como era?
Cuando en tu felicidad brotaba hierba virgen
Y tus flores cubrían de aromas
Al descomunal cosmos…
Y entonces, como un milagro pedido…
Después gritos y soplos cantados,
Llega a torrentes el regalo bendito:
Lluvia… magia hecha vida…

Las hojas, como arlequines bailan gozosas,
El verdor… ¡mas verde aun!
Se inunda de sublime júbilo
Y la tierra, ¡dichosa tierra!
Se funde en el aguacero, hasta no dejar rastro
De su sed mortuoria, la que la hacia magra.

Ahora, embebida en vida
Deja su aroma a lluvia.

el mesiaz

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